6/06/2006

El Anuncio

Los primeros en llegar se sentaron en una pequeña mesa cerca de la puerta de entrada, a un costado de la rocola y con la barra a la vista. Conversaron un rato de actualidad, bebieron cervezas lager en botellas de 350 cc. y se preguntaron por los que aun no habían aparecido. Finalmente, cuando apareció Chino y la mesa quedó definitivamente chica, buscaron con la mirada otra mesa en el fondo y se fueron caminando apelotonados hacia ella comentando los cambios que el local había tenido en estos años, pensando que realmente recordaban como solía ser. No tardarían en llegar los demás, y cada vez que aparecía uno nuevo todos volvían a hacer los mismos comentarios y lanzar los mismos chistes que al principio, sobre la actualidad, sobre los que aun no habían llegado y sobre los cambios que la cervecería presentaba con el correr de los años.

Hacia la cuarta o quinta ronda de shops, Chino hizo el anuncio. Todos sabían que esa noche Chino haría un anuncio, ya lo había adelantado vagamente en un escueto mail que la mayoría había borrado rápidamente de sus saturadas casillas electrónicas. Los que se habían detenido a pensar un momento en qué tendría Chino que comunicarles a ellos, después de tanto tiempo sin verlos, supusieron lo más obvio: Chino se había decidido finalmente, había ahorrado lo suficiente y ya estaba todo listo y todo hablado para de una vez por todas acudir al cirujano a sacarse esos 110 kilos de grasa que a duras penas le permitían moverse.

Pero no. Chino no estaba dispuesto a renunciar a su enorme volumen, a su monstruoso cuerpo, a ese peligroso sobrepeso que lo habían lanzado a la fama (una fama patética, pero fama al fin) como el concejal más gordo del país. El anuncio que tenía que hacer Chino remitía a cuestiones totalmente diferente, a “cosas importantes”, como dijo él mismo antes de hacer una larga pausa para tratar de incrementar la tensión. Pero la cerveza ya había hecho su labor , y pocos escucharon a Chino cuando finalmente confesó: “Estoy muerto… Llevo años muerto. Fui asesinado por un grupo de Neonazis en Concepción… efectivamente fui perseguido, torturado y asesinado esa noche... Estoy muerto, hace poco lo descubrí, y puedo probarlo.”

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