Método 4: "En la fiesta"
De todas las cosas que pueden ocurrir en una fiesta ninguna se compara con ver una buena pelea. Salvo, quizá, ver una pelea entre mujeres, o sexo entre mujeres, o tener sexo con una mujer, grabarlo y verlo después. Pero, bueno: ninguna se compara con ver una pelea, excepto participar en una. Ahora bien, la idea no es ser un matón (ir a pegarle a alguien sin mediar provocación) o, menos aún, un héroe (pelear por razones justas), sino provocar a alguien hasta obligarlo a que te golpee… y después ver qué se hace. Como un cobarde.
En primer lugar, uno debe ubicarse en algún lugar transitado (un pasillo, una escalera, el brazo de un sillón) y poner el hombro o el codo a quien por allí pase, cosa que choque con uno. Si alguien se molesta y se da vuelta se debe sonreír y pedir disculpas, o incluso ofrecer un trago. Pero cuando el mismo tipo vuelva a pasar, hay que volver a molestarlo. E insistir e insistir, cada vez con mayor violencia.
Pasando a una conversación en grupo, se deben poner temas polémicos (racismo, clasismo o incluso religión) e intentar resultar insultado o despreciado de alguna forma. Se puede argumentar ser “judío”, “indígena” o “pobre”, con tal de tirar a la gente contra uno. Hay que recordar que, al momento de iniciarse las agresiones, uno debe aparecer como el agredido, como el que se defiende, ya que esto justifica el someter al agresor a los castigos más crueles, como meter los dedos en los ojos o golpear bajo el cinturón. O incluso huir. Con un poco de esfuerzo y sugestión (y alcohol) uno mismo puede llegar a convencerse de tener la razón, de estar defendiendo el honor, el orgullo o lo que sea. En caso de querer precipitar un poco más el desenlace, se pueden defender posiciones dudosas, como el derecho divino o el apartheid. También se pueden defender posiciones contradictorias o absurdas, siempre que ello irrite a eventuales contrincantes.
Como se sabe, la forma más rápida de conseguir un enemigo es disputando a una mujer. Elegir a un tipo e interesarse por su novia resulta particularmente efectivo, aunque puede adelantar las cosas. Uno debe procurar ser simpático con la novia del tipo, mostrarse inteligente y desenvuelto, casi como si realmente quisiera algo con ella. Casi. Esto, por todo el tiempo que sea posible. De no haber una chica implicada uno debe interesarse por cualquier chica (o pretender hacerlo) con tal de conseguir un adversario. Luego de tener chica y rival, y de haber comenzado una conversación con ella, agredir verbalmente a la chica o de plano empujarla, de tal forma de obligar al tipo a que, guiado por su caballerosidad, la defienda. También se la puede intentar besar o manosear. Hay que decir que esto sólo funciona en contextos relativamente conservadores.
Para iniciar peleas en una fiesta o reunión social, resulta tremendamente eficaz hacer notar que uno es un miserable a quien no le importa nada: ni parecer aburrido, ni ridículo, ni la vergüenza, ni la humillación. Esto despierta inmediatamente la ira de las personas, incluso en las mentes más equilibradas.
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