8/07/2006

Del libro de Chino para mentir
Apéndice II: "Cómo solucionar paradojas e incoherencias"


En algunos manuales del ramo se ha tratado exténsamente este tema, el de las incoherencias y paradojas que surgen a medida que uno va volviendo su vida una total y completa mentira. Porque hasta al mejor mentiroso le pasará que mientras su maraña de intrigas y subterfugios para parecer una persona interesante va en aumento, comienzan a aparecer inevitablemente incoherencias marginales, cuya acumulación debe evitarse a toda costa pues no tardan en alcanzar una masa crítica que puede mandarlo todo por la borda. La mejor medida es siempre inventarse completamente una nueva vida, un nuevo apodo, nuevas aficiones y una nueva forma de hablar, y mantenerse firme hasta el final y en toda circunstancia con esa mentira sobre uno mismo, aunque vaya totalmente en contra de nuestra naturaleza, si es que la tenemos. Pero la experiencia me ha mostrado que ello es a veces imposible, ya que a medida que uno se va integrando a grupos de personas (donde puede comenzar de cero), van quedando grupos del pasado que lo conocen a uno, o conocen las mentiras que uno había probado contar antes, y eventualmente, por más que uno trate de evitarlo, es altamente probable que en determinado momento esos dos universos estarán en condiciones de chocar y desarticular todo el entramado de engaños que uno ha preparado con tanto cuidado y dedicación.

Es en este punto donde se deben comenzar a aplicar estrategias secundarias o de contingencia. Hay un sinnúmero de ellas, como son juntarse sólo con borrachos y/o gente estúpida, enojarse y ofenderse cuando alguien cuestiona la realidad de nuestras mentiras, o decir por una vez la verdad (estrategia que no recomiendo). Pero la mejor estrategia, según mi humilde opinión, la táctica que a mi nunca me ha fallado cuando he sido descubierto en una mentira insostenible (como haber dicho que soy amigo de alguien que no conozco o que he tenido una relación con una mujer que jamás se fijaría en mi y voy a un lugar donde esa persona está) es poner cara de perro tonto. PCPT es, desde mi punto de vista, una de las pocas estrategias que logran efectivamente sacarte de esos aprietos. No es una estrategia muy pulcra, deja residuos y dudas, pero te libra de tener que dar explicaciones. Ante PCPT, la gente queda confundida, los testigos se miran desconcertados y te buscan la mirada (cosa que debes saber evitar sin que se note), generándose durante un momento un estado confuso, un pequeño caos social en el que nadie sabe qué hacer, lo que te da tiempo de inventar otra mentira que te saque temporalemente del dilema.

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